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LAS LIDERESAS Y LÍDERES SOCIALES ASESINADOS

Por: Walter Aldana

Lo hemos dicho, denunciado, clamado, rabiado, hasta la desesperanza, desde el Cauca territorio azotado por los criminales, le hemos señalado al gobierno su “pasividad”, la permisividad de la fuerza pública para detener este genocidio; le hemos entregado testimonios de familiares y comunidades  y  nada,  nuestros  más  de 34 paisanos  en  lo corrido  del 2020,  de los  cuales  en pandemia 23 es lamentable cuenta, han sido eliminados por los dueños del poder de la vida con hasta ahora seis masacres, en el norte y sur de nuestro territorio.

Nos negamos a ser como las autoridades departamentales y “fuerza del orden”, simples y vergonzantes notarios del conflicto armado, cuyo tiempo lo dedican a infructuosos y sosos “consejos de seguridad” donde ganamos la guerra a los ilegales, mientras ellos  en la realidad cotidiana  controlan los campos de los 42 municipios caucanos. Algo tan parecido a las películas gringas donde los norteamericanos ganan la guerra a los vietnamitas.

Mi llamado desde el dolor, pero igualmente desde la dignidad de este pueblo altivo y rebelde, que desde el sur del país, ha demostrado en la movilización social y la construcción de propuestas para proteger territorios y líderes, digo, mi convocatoria es a la denominada sociedad civil, no sólo a las ONG, y/o a la cooperación internacional, sino principalmente a los gremios, de la producción, de la cultura, a los grandes medios de comunicación, a las congregaciones religiosas – tan influyentes ahora que se dedican al diezmo y la política-, a los cantantes “nacionales” amigos de Guaido e insensibles ante el horror que sufren sus compatriotas colombianos.

Si se escucha su voz, no sé si parará el genocidio, pero estoy seguro que nuestras familias sentirán en la soledad del poder, la compañía de la Colombianidad, una bandera a media asta cada vez que asesinen a un colombiano por razones políticas, servirá para hacer conciencia y sensibilizar.

Por último quiero solicitar cordialmente a Monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo primado de Bogotá, que estuvo unos pocos meses con nosotros sufriendo esta tragedia, que establezca una ACCIÓN HUMANITARIA, a través del diálogo con los diversos actores armados presentes en nuestros territorios. Por Dios… ayúdennos a parar este genocidio, que ser líder o lideresa social no sea razón para ser declarados objetivo militar.

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